jueves, 4 de diciembre de 2008

La amada dormida

Dormida yacía en un rincón de mis desamores, la amada que nunca fué amante y por ello doble, triplemente, amada. Sí, ¡aquí está!, no se ha ido porque no se han ido esos dulces ojos ni su cara ni su figura ni su presencia tantas veces idolatrada desde mi silencio. Ella adivinó, sí lo sé; las mujeres siempre lo saben y calló quizá esperando, quizá rechazando, pero seguro sabía que había entrado en mí. Lo que ya no se si sabe es que sigue dentro; ¡y con qué fuerza vuelve!. Tú, que nunca tocaste mi mano, que nunca me lanzaste amor, que nunca calentaste ni mi cama, ni mi cuerpo, ni mi vida, ¡tú, mi vida! ¡tú, calor desconocido! ¡tú, calor de otro! ¿como puedes permanecerme dentro si lo único que ya sé de ti es que no te olvido?. Vuelve a tu rincón dormido............¡qué digo! sigue aquí incrustada arañándome este dulce desamor. Te amo.

2 comentarios:

lunaazul dijo...

Verdaderamente precioso.Cuánto amor, qué fácil deber ser soñar contigo.Tus palabras siempre me llegan son tan dulces. Afortnada esa mujer.
Besos.

Rio abajo dijo...

Gracias por tu comentario luna. Sí lunaazul, mirándote la ví muchas veces; uno conserva ese sabor agridulce del que no puede, no quiere desprenderse de esa atracción. Tal vez si la hubiera conseguido, si hubiera sido correspondido, la cosa sería ahora diferente. En definitiva uno es dueño de sus sueños hasta moldear a esa persona amada a nuestro gusto. Besos